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martes, 27 de junio de 2017

Cambalache


Un tango visto por el rabillo del ojo de este paisano...



Enrique Santos Discépolo, nadie como él logró manifestar tan crudamente esa modalidad del hombre de la calle, quizás de esos tipos de todos los tiempos. 

Este existencialista del tango, en una de sus canciones máximas, nos dice que siempre "el mundo fue una porquería", que siempre ha habido "chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dublé"; pero con profunda amargura y desengaño, piensa que "el siglo XX es un despliegue de maldad insolente":

Vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo todos manoseaos.

Hoy resulta que "es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante o sabio, chorro o estafador, lo mismo un burro que un gran profesor". Se queja:

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón.
Mezclao con Stavisky va don Bosco
y la Mignon,
don Chico y Napoleón,
Carnera y San Martín.

¡Cuanta amargura hay en sus versos populares, cuanta tierna y malograda ilusión por los seres humanos, por la vida, por la patria convertida en un trapo sucio con lágrimas y barro!

Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida, 
y herida  por un sable sin remaches, 
ves llorar la Biblia contra un calefón.

Y así iba  Enrique Santos Discépolo arrastrando por la calle Corrientes su infinito desprecio por la raza humana, y su infinto amor, esa contradictoria mezcla de desprecio y amor que sólo puede encontrarse en cierta clase de santos.


miércoles, 21 de junio de 2017

Verano


¡Ya está aquí!
A ver cómo lo sobrellevamos
que el aire está muy caro
y lo de los abanicos...
yo no sé...



"Dobla, dobla, dobla"
Seguro  que el jeta este tiene el mejor y más caro aire acondicionado.