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jueves, 28 de agosto de 2014

Realidad


“El solo hecho de que vos estés a mi izquierda y yo a tu derecha hace de la realidad por lo menos dos realidades, y conste que no quiero ir a lo profundo y señalarte que vos y yo somos dos entes absolutamente incomunicados entre si salvo por medio de los sentidos y la palabra, cosas de las que hay que desconfiar si uno es serio”
(Rayuela, Julio Cortázar)

Y… si hablamos de la Realidad, o realidades, pienso que podríamos estar horas y horas dándole vueltas al concepto. “En realidad” yo estoy totalmente  de acuerdo  con Shakespeare… Le dice el príncipe de Dinamarca a su madre:

- ¿Cómo estás, señora?

REINA.- ¡Ay! ¿Cómo estás tú, que así diriges la vista donde no hay nada, y conversas con el aire incorpóreo? Tus instintos violentos se han pasado a tus ojos y tus dóciles cabellos, como con vida propia, se erizan y levantan como los soldados cuando suena la alarma. ¡Oh, hijo querido! Derrama sobre el ardiente fuego de tu agitación la fría paciencia ... ¿A quién miras?

HAMLET.- A él ... a él ... Mira cómo despide una pálida luz. Su aspecto y su dolor bastarían para conmover a las piedras ... (Al fantasma). No me mires así, no sea que ese lastimoso semblante destruya mis designios crueles. Y que al ejecutarlos equivoque los medios ... cambiando lágrimas por sangre.

REINA.- ¿A quién dices esto?

HAMLET.- ¿No ves nada allí?

REINA.- Nada, y veo todo lo que hay a mi alrededor.

HAMLET.- ¿No oíste nada, tampoco?

REINA.- Nada, sólo a nosotros mismos.

HAMLET.- Mira allí. Observa cómo se va. Mi padre, con el traje que siempre vestía. Mira hacia dónde va. Ahora llega al pórtico. (Sale el Fantasma).

REINA.- Esto es una invención de tu cerebro. El trastorno que padece tu espíritu es muy ingenioso.

HAMLET.- ¿Trastorno? Mi pulso es como el de ustedes, late con regular intervalo y denota salud en su ritmo. Nada de lo que he dicho es locura. Háganme una prueba y les repetiré todas las palabras acerca del asunto, y eso un loco no puede hacerlo. ¡Oh, madre! Por la gracia del amor te pido que no apliques esa unción benéfica a tu alma, creyendo que es mi locura la que habla y no tu pecado. Pues sólo estarás poniendo un velo a la parte ulcerada, mientras la ponzoña pestífera, corrompe e infecta todo por dentro. Confiesa al cielo tu culpa, arrepiéntete de lo que ha pasado, prepárate  para lo futuro, y no riegues el beneficio sobre las malas hierbas, para que crezcan lozanas. Perdona este desahogo a mi virtud, ya que en esta difícil época la virtud misma debe pedir perdón al vicio; así como reprimirse y someterse para hacerlo bueno.

REINA.- ¡Oh, HamIet, has partido mi corazón en dos!

HAMLET.- ¡Oh! Pues aparta la porción más dañada y vive de manera más pura con la otra mitad. Buenas noches ... 

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La realidad sólo es una parte de la verdad y, siempre siempre, nos quedaremos con la mejor parte… que es la que más gusta a nuestros intereses…