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martes, 27 de mayo de 2014

Operación…


En el Génesis se relata que Dios fabricó al hombre formando un muñequito de barro… pero no nos dice quien hizo el barro…


Para Heráclito algo se movía; la tierra, el agua, el fuego… los elementos…¡algo se estaba cociendo en el horno! ¡Costillas al horno y doradas a la parrilla! Manjares para los dioses, sacrificios humanos…

“Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo, y mientras dormía le quitó una de sus costillas, poniendo carne en su lugar. De la costilla tomada del hombre, el Señor Dios formó a la mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: “Ésta si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada hembra porque ha sido tomada del hombre”.

Dice la escritura que en el hueco que quedó en el cuerpo del hombre, Dios puso carne, magro, grasa… Y  dicen que desde entonces el hombre busca a Dios… para rendirle cuentas. La mujer lo busca  ¡Quien sabe si para pedirle… las cuentas…!

lunes, 12 de mayo de 2014

Cuando la vida se pone chula…


…cuando te esclaviza…
cuando te da  una de cal y otra de arena,
y nubla tu visión y te coarta y te reduce
y te dice que todo es un juego…



La vida es un juego…
y es un juego que a veces te aterra,
porque la vida, cuando se pone chula…
te maltrata, te golpea, juega con tu intelecto,
con tu paciencia, con tu dolor…

Y por supuesto que no estoy hablando de un juego erótico, en el que todo lo anterior no tiene el mismo valor emocional, porque se contempla desde un ángulo muy distinto, es por comparación, como cuando vas a ver una película de terror, y te da miedo, sí,  pero ese miedo es ficticio, es un miedo de pasarela, porque sabes que es un desasosiego de 90 minutos, y luego te quedas tan fresca… o te afecta un poquito solamente.

Pero la vida no. A la vida le gusta jugar con las cartas marcadas; ella baraja las cartas… y te da las cartas malas cuando se le antoja. Porque la vida es una vieja Puta desalmada y tramposa… todos hemos tratado con esa zorra… que a veces se disfraza de amapola…


lunes, 5 de mayo de 2014

El confesionario (no) es una sala de torturas…


“Cada niño no nacido, pero condenado a ser abortado, tiene el rostro del Señor”
Jorge Mario Bergoglio

Pues no. Parecía que iba a dar un larga cambiada, pero no. Quizás vaya con cautela… quizás el adoptar ese estilo de zapatos nuevos a su medida sea la clave para ir pisando huevos sin mucho alboroto… Porque ya andaba la Santa Iglesia Católica  un tanto revolucionada, sus representantes estaban empezando a preocuparse; temían que un efecto óptico una jugarreta visual, les había hecho ver la fumata que no era. Quizás la paloma empezara defecar y se vinieran abajo todos los tradicionales dogmas con los que siempre han intentado manipular a las masas. Les pone de los nervios todo lo relacionado con la ciencia… y no es un tema contradictorio para ellos ese asunto de células madre, ni es honesto que los hombres se amen… ni el uso de preservativos como prevención de enfermedades… todo cae por su propio peso y siente que están perdiendo terreno. Así que ahora… Ora et labora, toques de populismo aquí o allá (parejitas que se casan dando gracias frente al balcón de las palomas). Y cada vez sale con más asiduidad el flamante  nuevo Papa Francisco, argentino (argentino que es sinónimo de elocuente). Y es de suponer que ya estén preparando una transición cautelosa ¡Porque algo tendremos que hacer…! Dijo el Papa Francisco que es un buen comunicador conocedor de los medios ¡Un crack mediático, dicen algunos! Dicen que por ser conocedor de ese mundo franciscano hará un buen papel, tiene buena voz y está acostumbrado a las entrevistas y hasta se permite dar sugerencias sobre la luz y el maquillaje… vamos, que se conoce los entresijos de la comunicación. Seguro que va a tener tanto éxito que cuando anuncien sus intervenciones, las televisiones tendrán que hacer eso que ahora llaman contraprogramación: ¡El Padre Santo contra un aborto en directo!. Un mano a mano entre Dios y el Diablo. Y puede que hagan hasta otras concesiones… todo será válido con tal de  recuperar el terreno perdido.