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martes, 29 de abril de 2014

la frase...

Como decíamos ayer...


Esta histórica frase de Fray Luis de León, religioso agustino y uno de los más grandes poetas en lengua castellana (1527-1591). Además de escritor fue catedrático de la Universidad de Salamanca. Fue acusado ante el Tribunal de la Inquisición por algo que explicaba en el aula y por haber traducido de la Biblia hebrea al castellano El Cantar de los Cantares. Estuvo cuatro años en prisión, al cabo de los cuales salió absuelto. El día de su incorporación a la cátedra estaba la clase repleta esperando sus primeras palabras,. ¿Atacaría a sus acusadores? ¿Criticaría a las autoridades? Y Fray Luis, mirando a los asistentes, empezó diciendo: “Como decíamos ayer”, y cuentan que continuó la frase en el punto en que  la había dejado cuatro años antes. Fue una gran lección de serenidad y paciencia cuyo eco ha durado hasta nuestros días.
Por eso , esta frase se suele usar cuando uno quiere unir el tiempo presente con otro anterior en el que las cosas funcionaron con paz y armonía, y no
se quiere entrar a revolver cosas desagradables ocurridas en un tiempo intermedio. Pronunciarla supone una actitud de corazón generoso, libre de cualquier rencor.



martes, 22 de abril de 2014

Masa



Masa,  palabra que está registrada en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) y es una de las que más acepciones tiene…(la obviedad por delante)

Masa es lo que resulta de la harina, agua y levadura.
Masa es muchedumbre o conjunto numeroso de personas.
Desde la masa coral pasando por la masa atómica, masa de la sangre, masa gravitatoria, masa monetaria…
Y hasta la masa encefálica. Hay muchas otras masas si queremos entrar  en harina, ingrediente primordial de materia de masas…

En sociología, el concepto de masa equivale al de “rebaño humano”. En sentido peyorativo se empleaba ya en la antigüedad cuando Platón aconsejaba apartarse de la multitud. Y también el Nazareno parece ser que había leído a Platón cuando aseguraba que “seguir a la masa conduce al desastre humano”.

Para Ortega y Gasset el hombre masa es un hombre sin intimidad, sin personalidad y cuya mente está formada por lugares comunes sin previo análisis. Y a título personal diré, aunque es una obviedad también, que la masa aplicada a los individuos es muy manejable y peligrosa… se puede traer y llevar por los derroteros que un líder astuto quiera.

En éste sentido abunda la idea de los fabricantes de productos culturales (televisión, radio, revistas, etc) que bajan el nivel intelectual de contenido con el fin de alcanzar mayor número de personas, en lugar de emplear estos poderosos medios para un progresivo mejoramiento cultural.

lunes, 14 de abril de 2014

El medievo



La expresión ‘Edad Media’ surgió a principios  de la época del Renacimiento. Con esto se quería referir a todo ese periodo de tiempo entre la Antigüedad y el Renacimiento, llegándose a considerar a esa época como de “Siglos oscuros” y aún en un término más peyorativo, de “larga noche de mil años”. La expresión ‘medieval’ se usa incluso hoy en día en sentido negativo para expresar todo aquello que es autoritario y rígido.

Según los eruditos, se estudiaban las costumbres medievales a la luz de las escrituras llamadas Sagradas, y saliendo de ese mundo  monástico de frailes bien cebados. No todos los estudiosos de las filosofías relacionadas con el cielo vestían hábito marrón, ni pertenecían a una Iglesia Sagrada y Apostólica.

Pero ¿Cuándo empieza la Edad Media? Según el escritor Jostein Gaarder, utilizando un símil lo explica de la siguiente manera: Supongamos que una hora son cien años. Imaginemos que Jesús de Nazaret nació a media noche y que el Emperador Constantino reformó su doctrina cuatro horas después… a las cuatro de la madrugada. Luego fueron las cinco, las seis y las siete (Edad Media) la larga noche… las ocho, las nueve y las diez, (no se rían, nada que ver con Sabina) seguía siendo Edad Media, cuando ardían las abadías. Después vinieron las grandes catedrales (Alta Edad Media) Y la Iglesia tuvo por fin el monopolio de la enseñanza. Empieza el Renacimiento, el renacimiento de la cultura antigua, y claro, entonces surgen las preguntas: ¿Qué relación  había entre los filósofos griegos y lo que decía la Biblia? ¿Había una contradicción entre la Biblia y la razón?¿Serían compatibles la fe y la razón? Había que volver a revisar toda la literatura de Platón y Aristóteles, ver las conexiones entre San Agustín y San Pablo. Todo eso metido en una coctelera con unas gotas de las ideas de Plotino y, ¡Eureca! Todo es uno, Y más tarde tres; como muchas de las religiones paganas.

Pero aún quedaba algo: el asunto del Mal. 


 
Era el escollo más grande. Muchos Padres  de la Santa Iglesia Romana no lo tenían muy claro. A sí que recurren a  San Pablo, que era tanto o más listo que San Agustín; conocedores del pecado en sus propias carnes y que supieron con ingenio tapar la boca a los malpensados: “¿Pero quien eres tú, hombre, que protestas contra Dios? ¿Puede lo que está formado decir al que lo formó, porqué me hiciste así? ¿No es el alfarero el señor de la arcilla para que del mismo material pueda hacer una vasija fina y una vasija barata?”

Atrás quedaba el monje medieval. La Curia Romana seguiría construyendo grandes catedrales en honor a Dios por esas vasijas finas (seres humanos privilegiados) explotando a esos otros que son “vasija barata”.