Enric Marco Betlle
El mundo de las imposturas es siempre un territorio muy poblado. Creo que la esencia de la vida está en las realidades virtuales. Una vida no es la existencia. Según Sartre vivir no es existir. Entre la esencia y la existencia está el meollo del asunto. Sin tratar de hacer un símil, diríamos que la mentira es lo más consistente que tiene la verdad, y ésta sin aquella dejaría de tener sustancia.
La vida de un hombre, Enric Marco, que podría haber sido anodina se convirtió en apasionante: Después de cientos de entrevistas, actos de testimonio y solidaridad, comparecencias ante altos mandatarios, homenajes y medallas, superviviente de Mauthausen, se vio obligado a reconocer que nunca fue reportado a un campo de exterminio nazi. ¡Fue tan emocionante, tan bonito mientras que parecía verdad…!
Pero no. Todo resultó ser una farsa. El héroe se convirtió en humo.
Y nosotros ¿Qué hacemos con esta historia?
¿Nos alegraremos por él o nos indignaremos porque alguien no fuese maltratado de verdad?
Mario Vargas Llosa estuvo dispuesto a recibir a este ya famoso impostor. Recibiría a Eric Marco con los brazos abiertos-dijo- cuesta trabajo condenar su impostura “¡es uno de los nuestros!” y dijo que lo admitiría en el club de los novelistas, pues “también nosotros vivimos de esas farsas”.
“La impostura está demasiado mezclada con nosotros, parece hoy la piel de nuestra realidad”. Declaró el poeta Luis García Montero.
Y de todos modos ¿Quién no ha contado en algún momento de su vida una farsa? Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra…
Cuando leo una novela se que es una invención, una recreación del autor, cuando leo una entrevista me la creo y en este caso fue una farsa que duró demasiado tiempo, lamentablemente otra persona, mujer en este caso, dijo haber salido ilesa del atentado contra las torres gemelas, también reconoció que había mentido. Estas mentiras duelen porque muchos han llorado por sus historia falsa. Un abrazo
ResponderEliminarNo seré yo quien juzgue a este caballero. Pero si me preguntan diré que la impostura no es justificable cuando con ella se pretenda obtener ventaja, siempre injusta al provenir de la mentira. Dicho esto, me parece muy interesante que nos plantees cuestiones que estimulan el diálogo y la controversia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego tal como está la cosa , se va exigir en el curriculum ser un avezado impostor, sobretodo para no dejar cabos sueltos que lleven a su descubrimiento.
ResponderEliminarCuando dos escritores ideológicamente opuestos coinciden en ese aspecto es que la realidad es esa.
ResponderEliminarSaludos
La mentira siempre es despreciable, más aun cuando se usa para sacar provecho. Nada justifica que se juegue con los sentimientos de la gente.
ResponderEliminarCariños...
Yo le daría un galardón por el humo (la indignidad de los campos de exterminio no necesita medallas, ni siquiera para los supervivientes). Manos de ceniza y vanagloria (toda esa recua de políticos farsantes concediendo honores). Yo le daría un galardón por el humo y por descubrirnos toda esa mentira que se arrastra en la dignidad.
ResponderEliminarLo que está comprobado es que hoy en día si se quiere ser alguien se ha de ser un impostor.
ResponderEliminarSolo hay que ver los telediarios.
Un abrazo.
Este caso me hace sentir incomoda, su historia me conmovió y saber que mentía me descoloca mucho.
ResponderEliminarUn saludo
No hizo mal a nadie, todos los que lo escucharon fueron por propia voluntad...engañados. A veces una buena ficción es mejor que una anodina realidad.
ResponderEliminarBesos.
Amo la ficción, pero siempre y cuando de antemano sepa que lo es, si no...
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Humberto, y a ti no te gusta el nombre de este blog? En literatura la mejor forma de decir la verdad es mintiendo...A ti no te voy a pedir la verdad porque para ti lo bello está por encima de ella.
ResponderEliminarPara mi gusto las mejores novelas son las que terminan con un final abierto...
Un beso.