“El solo hecho de que vos estés a mi izquierda y yo a tu derecha hace de la realidad por lo menos dos realidades, y conste que no quiero ir a lo profundo y señalarte que vos y yo somos dos entes absolutamente incomunicados entre si salvo por medio de los sentidos y la palabra, cosas de las que hay que desconfiar si uno es serio”
(Rayuela, Julio Cortázar)
Y… si hablamos de la Realidad, o realidades, pienso que podríamos estar horas y horas dándole vueltas al concepto. “En realidad” yo estoy totalmente de acuerdo con Shakespeare… Le dice el príncipe de Dinamarca a su madre:
- ¿Cómo estás, señora?
REINA.- ¡Ay! ¿Cómo estás tú, que así diriges la vista donde no hay nada, y conversas con el aire incorpóreo? Tus instintos violentos se han pasado a tus ojos y tus dóciles cabellos, como con vida propia, se erizan y levantan como los soldados cuando suena la alarma. ¡Oh, hijo querido! Derrama sobre el ardiente fuego de tu agitación la fría paciencia ... ¿A quién miras?
HAMLET.- A él ... a él ... Mira cómo despide una pálida luz. Su aspecto y su dolor bastarían para conmover a las piedras ... (Al fantasma). No me mires así, no sea que ese lastimoso semblante destruya mis designios crueles. Y que al ejecutarlos equivoque los medios ... cambiando lágrimas por sangre.
REINA.- ¿A quién dices esto?
HAMLET.- ¿No ves nada allí?
REINA.- Nada, y veo todo lo que hay a mi alrededor.
HAMLET.- ¿No oíste nada, tampoco?
REINA.- Nada, sólo a nosotros mismos.
HAMLET.- Mira allí. Observa cómo se va. Mi padre, con el traje que siempre vestía. Mira hacia dónde va. Ahora llega al pórtico. (Sale el Fantasma).
REINA.- Esto es una invención de tu cerebro. El trastorno que padece tu espíritu es muy ingenioso.
HAMLET.- ¿Trastorno? Mi pulso es como el de ustedes, late con regular intervalo y denota salud en su ritmo. Nada de lo que he dicho es locura. Háganme una prueba y les repetiré todas las palabras acerca del asunto, y eso un loco no puede hacerlo. ¡Oh, madre! Por la gracia del amor te pido que no apliques esa unción benéfica a tu alma, creyendo que es mi locura la que habla y no tu pecado. Pues sólo estarás poniendo un velo a la parte ulcerada, mientras la ponzoña pestífera, corrompe e infecta todo por dentro. Confiesa al cielo tu culpa, arrepiéntete de lo que ha pasado, prepárate para lo futuro, y no riegues el beneficio sobre las malas hierbas, para que crezcan lozanas. Perdona este desahogo a mi virtud, ya que en esta difícil época la virtud misma debe pedir perdón al vicio; así como reprimirse y someterse para hacerlo bueno.
REINA.- ¡Oh, HamIet, has partido mi corazón en dos!
HAMLET.- ¡Oh! Pues aparta la porción más dañada y vive de manera más pura con la otra mitad. Buenas noches ...
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La realidad sólo es una parte de la verdad y, siempre siempre, nos quedaremos con la mejor parte… que es la que más gusta a nuestros intereses…
La realidad es como los recuerdos, una verdad a la medida. Saltos y brincos
ResponderEliminar"Nada es verdad ni mentira todo es según el color del cristal con que se mira" creo que es la mejor acepción de verdad y realidad.
ResponderEliminarSaludos.
Interesante entrada.De hecho,donde hay más de uno ya hay discrepancia sobre lo que se ve y se aprecia,lo que demuestra que , en efecto, vemos nuestra propia realidad, la que nos interesa ver.Con tus dos acertados ejemplos lo has dejado claro.
ResponderEliminarSaludos.
Una realidad pero varias perspectivas.
ResponderEliminarBesitos.
La realidad es como los colores las hay de todos los gustos y sabores, lo malo es q generalmente escojemos el amargo y el negro
ResponderEliminarBesos
Quizás la realidad no sea lo importante, sino cómo nos sentimos ante ella
ResponderEliminarAl fin y al cabo, sólo existe una realidad, la que ve cada uno.
ResponderEliminarUn abrazo!