domingo, 20 de octubre de 2013

Producción literaria…


Dentro del mundo de la Literatura el mayor problema de hoy día es el exceso de producción literaria. O siendo más exactos, la exagerada producción de libros efímeros. Aseguran que muchos de esos libros se elaboran al consumo momentáneo de una moda.. Pertenecemos a una estirpe en la que tenemos muchos medios a nuestro alcance para llenarlos de palabras. Producimos más “cultura” que la que somos capaces de digerir. Nietzsche comparó a un ser que se atiborra de cultura como una serpiente que se ha tragado una liebre y se queda dormitando al sol incapaz de moverse.

Lo que hoy se escribe ya no deja la posibilidad de meditar, ni de adivinar, especular o simplemente pensar… Los editores piden novelas de 600 páginas, que evidentemente a un lector de toda la vida, le pude evocar a aquellos del siglo XIX, Tolstoi, Dostoievski, etc, etc… pero ni el conocimiento ni la calidad de lo escrito se parecen en nada.

Hoy es demasiado fácil escribir libros, los autores no buscan el talento  sino notoriedad; fama. Destacar según la moda que impera en un momento preciso, y todos lo que escriben, los que no son escritores consagrados, entran en una paranoia inexplicable: se mueren de miedo pensando en la posibilidad de que les puedan “robar” lo que han escrito. Es más grande la inquietud que les reconcome que su talento. Y tienen la falsa percepción que lo que ellos han escrito es el no va más… Sin pararse a pensar que casi todo lo que hoy se publica, mañana pasará por las trituradoras de reciclaje.

Aunque es muy posible que el libro impreso en papel no  desaparezca, que quizás se exhiban  como iconos, fetiches o reliquias del pasado en las grande Bibliotecas, y sólo se usarán para el consumo diario   de estudiantes y amantes del conocimiento, pero eso sí, en los nuevos formatos electrónicos.

La venta de la producción literaria nunca ha estado en auge (y ahora con la crisis, menos) porque  el libro para el consumo en librerías se  vende como un  objeto decorativo o como regalo. Y la producción literaria está más que saturada:  más del noventa por ciento de los manuscritos que llegan a las editoriales son rechazados…

Y es que hay más “escribidores” que lectores.





4 comentarios:

  1. A lo largo de la historia encontramos pruebas de ese esceso de produción literaria del que hablas. No siempre fueron en forma de textos ya que siglos atrás no eran demasiados los que sabían leer y escribir; Pero existian los contadores de historias que de cuando en vez alcanzaban a reunir cierto público en torno a ellos y allí contaban las historias de su invención, casi siempre. Si reparamos por ejemplo en el Quijote, nos daremos cuenta de que lo que proboca la locura de Alonso Quijano es precisamente la ingesta masiva de literatura caballeresca, lo cal hace pensar en la promiscuidad literaria ya por aquel entonces. Gustabo Adolfo Becquer en una de sus rimas habla también de este fenómeno que tú aquí nos traes "Tú sabes y yo sé, amada mía, que una oda sólo es buena al dorso de un billete de banco escrita... Con genio es muy contado el que la escriba, pero con oro, cualquiera hace poesía"

    Me gustaría seguir este comentario, pues aún hay mucho que decir. Más tarde seguiré.

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  2. Desastre manifiesto:
    Te insto a que sigas ¡por favor! Me gustan tanto tus comentarios y me das tanto conocimiento que , aunque he optado por no responder aquí a los comentarios tan generosos que me dejan, hago contigo una excepción.

    Sabía lo de Becquer, jajaja. Y es que en cuanto echamos un vistazo al pasado nos damos cuenta de que siempre es lo mismo.

    Muchísimas gracias por tus comentarios. Prosigue, por favor.

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  3. Continúo pues ¿Qué sucede entonces, que todo lo escrito en esos siglos pasados que nos parece infinitamente mejor que lo actual? No es así en realidad. Hoy en día hay excelentes libros tan buenos como los de antaño. Sucede que en la actualidad están perdidos en una maraña de publicaciones sin que hayan tenido tiempo aún de cribarse, en tanto que de esa literatura del XIX y anterior sólo han perdurado en el tiempo las obras y autores verdaderamente admirables.

    Realmente resulta muy difícil, por lo menos a mí, acertar con un libro que valga la pena hoy en día. Es tal la avalancha y tales los ardides utilizados para captarte que te hacen desconfiar siempre. Del mismo modo el autor, verdaderamente escritor, que pretende lanzar un libro se encuentra con ese mismo problema ¿Cómo convencer de que es algo distinto de lo común? El genial Groucho Marx habla de esto mismo al principio de su biografía "¿Por qué ha de comprar alguien un libro escrito por Groucho Marx? Mis ideas no valen un comino y mis experiencias no han de ser de utilidad para nadie" Honestamente pienso que hay que estar loco para, hoy en día, pretender vivir de la escritura sin que sea como mercenario del poder.

    Me hacen muchísima gracia los profesores modernos en esto de escribir. Aseguran que una obra no puede ser buena sin previamente hacer una descripción detallada del lugar donde sucede la historia ¿Te suena eso de "En un lugar de la mancha de cuyo nombre no logro acordarme"? ¡Allá va la teoría de la descripción del lugar a tomar por culo! y creo que la obra algo de éxito tuvo. En el Quijote las descripciones van entrelazadas en el desarrollo de la historia sin gran recreo en los detalles, tan solo en dos se detiene algo Cervantes, la del propio Alonso Quijano y la de la locura de éste, para mí, uno de los ovillejos más sublimes de nuestra literatura.
    Es, por tanto, el objetivo del libro trasladar al lector al escenario y no a la inversa, pues cuando el lector se traslada al escenario acaba por convertirse sin que apenas sea consciente en un protagonista más de la historia aportando también él su papel. Eso es lo maravilloso de la literatura, y también el mayor reto a la hora de escribir. Ningún autor buscó con más ahínco esto que Michael Ende. Su historia interminable es de todos archiconocida, pero me gustaría también recomendar su libro "Carpeta de apuntes" y en especial el título en el que refiere las 44 preguntas al amable lector.

    Soy de la opinión de que el libro impreso es uno de los legados que no nos podemos permitir perder. Para mí tiene algo de especial acercarme a mis libros, escoger uno y buscar entre sus páginas un fragmento concreto. Una de las 44 preguntas de Ende a las que hacía referencia antes es: ¿Que hacen los personajes de un libro cuando nadie lo lee? A parte de vivir en la cabeza de su autor, yo me los imagino batallando sus diferencias en ese anaquel atrapados entre las páginas de un libro.
    No me imagino un mundo sin libros impresos, y una de las cosas que pena me produce es que estén desapareciendo los libreros.

    Pienso que las editoriales, hoy en día, publican lo que le mandan aquellos que más pagan y son las menos que con más pena que gloria se atreven a publicar obras de calidad a su riesgo.

    Creo que en este país se lee poco, muy poco y mal, y es una auténtica pena.

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  4. Gracias, gracias.
    Bueno, creo que de eso también hablaba Antonio Machado; que llamaríamos novelistas a aquellos que hacen descripciones a todo trapo, sin ton ni son...Y Saramago casi que también lo insinúa entre líneas: que lo tiene que hacer porque se lo pide el editor...jeje...

    Me ha encantado todo lo que me explicas sobre el tema. Y tomo nota de las referencias. Gracias de nuevo.

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