Lo malo de las obras de los grandes literatos es que los editores cuando presentan sus obras, les suelen añadir cuarenta o cincuenta páginas (a veces muchas más) para que alguien nos diga lo sutiles, ágiles, extraordinarios y grandiosos que son esos grandes a los que se presenta. Esas introducciones de encargo parece ser que son como una proyección inevitable; como si el que los presenta quisiera destacar bajo el resplandor de los ya consagrados. Ven la ocasión de mostrar su gran erudición. Afortunadamente algunas veces, no muchas, esto lo suelen hacer otros escritores del mismo rango y, entonces son mucho más breves, con lo cual demuestran su categoría con el convencimiento de que saben que lo vamos a agradecer.
domingo, 27 de octubre de 2013
Mejunjes verbales… lo que hay en la caja negra del cuerpo…
Lo malo de las obras de los grandes literatos es que los editores cuando presentan sus obras, les suelen añadir cuarenta o cincuenta páginas (a veces muchas más) para que alguien nos diga lo sutiles, ágiles, extraordinarios y grandiosos que son esos grandes a los que se presenta. Esas introducciones de encargo parece ser que son como una proyección inevitable; como si el que los presenta quisiera destacar bajo el resplandor de los ya consagrados. Ven la ocasión de mostrar su gran erudición. Afortunadamente algunas veces, no muchas, esto lo suelen hacer otros escritores del mismo rango y, entonces son mucho más breves, con lo cual demuestran su categoría con el convencimiento de que saben que lo vamos a agradecer.
domingo, 20 de octubre de 2013
Producción literaria…
Dentro del mundo de la Literatura el mayor problema de hoy día es el exceso de producción literaria. O siendo más exactos, la exagerada producción de libros efímeros. Aseguran que muchos de esos libros se elaboran al consumo momentáneo de una moda.. Pertenecemos a una estirpe en la que tenemos muchos medios a nuestro alcance para llenarlos de palabras. Producimos más “cultura” que la que somos capaces de digerir. Nietzsche comparó a un ser que se atiborra de cultura como una serpiente que se ha tragado una liebre y se queda dormitando al sol incapaz de moverse.
Lo que hoy se escribe ya no deja la posibilidad de meditar, ni de adivinar, especular o simplemente pensar… Los editores piden novelas de 600 páginas, que evidentemente a un lector de toda la vida, le pude evocar a aquellos del siglo XIX, Tolstoi, Dostoievski, etc, etc… pero ni el conocimiento ni la calidad de lo escrito se parecen en nada.
Hoy es demasiado fácil escribir libros, los autores no buscan el talento sino notoriedad; fama. Destacar según la moda que impera en un momento preciso, y todos lo que escriben, los que no son escritores consagrados, entran en una paranoia inexplicable: se mueren de miedo pensando en la posibilidad de que les puedan “robar” lo que han escrito. Es más grande la inquietud que les reconcome que su talento. Y tienen la falsa percepción que lo que ellos han escrito es el no va más… Sin pararse a pensar que casi todo lo que hoy se publica, mañana pasará por las trituradoras de reciclaje.
Aunque es muy posible que el libro impreso en papel no desaparezca, que quizás se exhiban como iconos, fetiches o reliquias del pasado en las grande Bibliotecas, y sólo se usarán para el consumo diario de estudiantes y amantes del conocimiento, pero eso sí, en los nuevos formatos electrónicos.
La venta de la producción literaria nunca ha estado en auge (y ahora con la crisis, menos) porque el libro para el consumo en librerías se vende como un objeto decorativo o como regalo. Y la producción literaria está más que saturada: más del noventa por ciento de los manuscritos que llegan a las editoriales son rechazados…
Y es que hay más “escribidores” que lectores.
miércoles, 2 de octubre de 2013
Reiterativa soy…
… otra de la Biblia.
Abisag
El rey David era ya anciano, entrado en años; y, aunque lo cubrían con mantas, no entraba en calor. Sus asistentes le dijeron: “Hay que buscar para el rey mi señor una joven virgen que sirva al rey y sea su doncella; que duerma sobre su pecho y el rey mi señor pueda entrar en calor”. Tras buscar una muchacha hermosa por todos los términos de Israel, encontraron a Abisag, la sunamita, que presentaron al rey. La joven, era extraordinariamente hermosa, era su doncella y le servía, pero el rey no intimó con ella.
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Ya se respiraba en el ambiente que de un momento a otro el rey David moriría. Así que en palacio ya empezaron todos a mover fichas. Por un lado el amante de la madre de Salomón, Natán, que manipulaba a todos los que tenían algún poder. Por otro Adonias, hijo mayor del rey al que apoyaban algunos sacerdotes de la Cúpula y el jefe del ejército, Joab. Aunque es lo cierto que las traiciones y conspiraciones estaban a la orden del día… Los hijos de David tomando posiciones…
La estrategia de Adonias era quedarse para si con el harén del rey David, su padre, pues eso era un símbolo de la sucesión al trono. Así que se presentó a Betsabé, madre de Salomón, porque Betsabé era el centro de muchos tejemanejes… y le pidió la mano de Abisag, la sunamita. Cuando Salomón se enteró de la solicitud de Adonias puso el grito en el cielo: ”Pero madre, ¿cómo pides tú a Abisag, la sunamita, para Adonías?. Pide ya para él la realeza, pues es mi hermano mayor”.
Salomón, entonces ordenó de inmediato que mataran a su hermano Adonias…
Así de simple…
Nota al pie.
Aun no se había establecido la ley salomónica…esa ley tan justa y equilibrada. Claro que, al fin y al cabo, puede que eso sea simple literatura…